sábado, 16 de mayo de 2009
viernes, 15 de mayo de 2009
Hijos del Winnipeg recuerdan desde el exilio
Lunes 11 de mayo de 2009

Por Emlio Leighton V. / La Nación
En septiembre se cumplen 70 años de la llegada del vapor francés
Hijos del Winnipeg recuerdan desde el exilio
Siete décadas después de la llegada a Valparaíso de más de 2.500 refugiados de la guerra civil española, el barco que alquiló Pablo Neruda en Burdeos se mantiene más vivo que nunca, especialmente en el corazón de los hijos chilenos de los asilados republicanos que tuvieron que sufrir también el destierro por parte de la dictadura de Pinochet.
"Nunca me tocó presenciar abrazos, sollozos de dramatismo tan delirantes. El Winnipeg fue lo más importante que hice en mi vida", exclamó Pablo Neruda al ver cómo, uno a uno, bajaban del barco los dos mil 500 españoles que habían logrado salir de los A cuatro meses de cumplirse 70 años de la llegada a Chile del "Winnipeg, el barco de la esperanza", los hijos de estos españoles -pescadores, artesanos, agricultores, obreros, zapateros e intelectuales-, que se instalaron en la sociedad nacional y aportaron una riqueza inmensa para el desarrollo del país desde el punto de vista intelectual, social y económico, se reunieron en Madrid para decir "No" a la nueva ley de asilo que tramita el Gobierno de España, y que endurecerá los petitorios de los perseguidos en sus países.
Todos rondan los 50 o 60 años. Se llaman compañeros y compañeras. Tienen sangre española y chilena y, por caprichos del destino, han tenido que sufrir el mismo destierro que sus padres: huir de la barbarie autoritaria. Son el ADN del vapor Winnipeg, el barco francés que Pablo Neruda, con ayuda del Gobierno de
Y el seminario "48 horas por el Derecho de asilo", organizado por Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en el barrio Universitario
"Han vivido un segundo exilio muchos de los hijos de españoles republicanos que llegaron a Chile. Nosotros somos otra generación que se tuvo que esparcir, por obligación, de nuevo", señala
"En España se está discutiendo una modificación de la ley de asilo que resulta bastante restrictiva y absurda, con pérdidas de garantías y derechos para la actuación diplomática, donde habrá listas negras de países y donde el Ministerio del Interior discriminará según el nivel de
Al encuentro llega una veintena de exiliados que, con pasión, defienden también el rescate de la memoria histórica. "Somos exiliados en todos lados. Chile, ahora, no es el país que dejamos en 1973. Pero seguimos echando de menos el olor a mar, la comida, nuestros amigos", añora
La
Neruda se moviliza
A comienzos de 1939, mientras Neruda está trabajando en Isla Negra, en el "Canto general", recibe una carta de su amigo, el poeta Rafael Alberti, quien le informa de los problemas que tienen los civiles partidarios de la República para escapar de la avanzada nacionalista. Neruda vislumbra la pronta caída de la capital española y pide ayuda a Aguirre Cerda. El poeta es nombrado cónsul especial para la Inmigración y se funde en un duro trabajo de oficina en París, recortando fotos para pasaportes y recogiendo cientos de solicitudes de refugiados para poder ir a Chile.
Finalmente, el vapor, con capacidad para 200 pasajeros, zarpa de Burdeos con 2.500 personas a bordo. La disciplina se cumple a rajatabla. Cada uno tiene unas tareas. Se divierten cantando, riendo y montando obras de teatro. Pero todos están nerviosos, el mar esta infestado de submarinos alemanes. El 15 de agosto cruzan por fin el canal de Panamá y llegan al puerto en la madrugada del 3 de septiembre.Los primeros refugiados en bajar gritan: ¡Viva Chile! Y lo primero que escuchan de los chilenos que esperan al barco es: "Mira gallo, la cabra que lleva ése". El recuerdo, entre risas, es de Marta Baldín, cuyo padre David, era parte de la tripulación.
Asiente Fernando Llagaria. Su padre, José, nunca olvidó la ayuda chilena: "Hubo colectas en todas las regiones para ayudar a los recién llegados y eso mi padre nunca lo borró de su mente".
El pasado vuelve a la familia
Las canciones de la guerra civil española fueron un potente estímulo para quienes apoyaban la llegada de la Unidad Popular a La Moneda. Muchas , como "Venceremos" o "No pasarán", se basaban en los poemas del poeta y amigo de Neruda, Federico García Lorca.
"Nunca salí de Chile, pese a la violencia de la dictadura, porque vi lo traumático que fue para mis padres el exilio desde España", dice También sabe
El tema de la guerra civil sigue siendo para ellos el punto de partida de muchas conversaciones, como atestigua su hermana Matilde Martín. "Yo creo que es muy importante la memoria histórica para que esta situación traumática no vuelva a ocurrir. Mi padre se sentaba en su sillón y nos contaba de lo duro de la guerra, como los
El sufrimiento une a las familias. Este es el caso
El Winnipeg de Neruda acabó siendo una nueva oportunidad de vida para los refugiados, pero también un aporte para Chile. Fue un puente que trajo sabiduría y lucha, que llenó de riqueza humana al país con ciudadanos como los pintores José Balmes y Roser Bru; el profesor y diseñador gráfico, Mauricio Amster; el ya desaparecido historiador, Leopoldo Castedo; el periodista deportivo, Isidro Corbinos o los tres hermanos Pey: Raúl, Víctor (ingenieros) y Diana (música), entre otros más de dos mil hombres y mujeres que no alcanzamos a nombrar acá.
Sin embargo, lo más importante es que el barco vapor de Neruda transformó a Chile en una tierra libre que sigue acogiendo a todos los perseguidos y refugiados políticos sin importar su tendencia política, y transformó, definitivamente, al poeta en el hijo que España siempre recuerda con cariño y respeto. LN
Historia de los 17 asilados republicanos en la embajada de Chile en Madrid
Chile y otros países sudamericanos firmaron en abril de 1939 el tratado del “Derecho al Asilo y al Refugiado” que señalaba: “Toda divergencia que suscite la aplicación de este tratado será dirimida por vía diplomática o por un tribunal internacional de justicia”.
Entre 1937 y 1939, la embajada chilena en Madrid acogió a una gran cantidad de refugiados, tanto franquistas como nacionalistas. Cuando la capacidad del recinto no fue suficiente para los 700 asilados, las legaciones de Guatemala y El Salvador colaboraron.
Tras la victoria del bando liderado por Francisco Franco, y con las tropas nacionales en las calles de Madrid, 17 republicanos se refugiaron en la embajada. Carlos Morla Lynch, embajador y encargado de negocios, contactó al general Jordana, quien ejercía como ministro de RREE, para conseguirles salvoconductos de viaje. Pero la respuesta fue negativa y el nuevo gobierno ordenó que los refugiados fueran entregados, ante lo cual la embajada chilena, que se negó, debió resistir una decena de ataques de los falangistas en busca de sus enemigos.
Chile recurrió entonces al tratado de Montevideo y todos los países sudamericanos apoyaron al Gobierno de Pedro Aguirre Cerda en esta lucha diplomática, que terminó en pelea con los 17 republicanos, varios de ellos parte de la “Alianza Antifascista de Escritores”, viajando hacia el nuevo continente.
“Allí estaban los escritores Antonio Aparacio Herrero, Pablo de la Fuente y Antonio de Lezama, entre otros. Para pasar el tiempo en la embajada editaron un diario, Cometa, y una revista cultural llamada Luna, que era semanal, mecanografiada, con artículos a mano sobre poesía y artículos literarios. Llegaron a sacar 60 ejemplares por día. Analizaban la situación de España aunque estaba más enfocada a la literatura que a la política, para no comprometer a la embajada. Lo increíble es que pese al momento crítico que vivían, el nivel era excelente”, recuerda Manuel Foncilla.
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