jueves, 26 de septiembre de 2013

#DíseloalaONU en la Puerta del Sol – Jueves 26 a las 20:00 horas #pasalo

#DíseloalaONU en la Puerta del Sol. Jueves  26 a las 20:00 horas. Concentración convocada por la Plataforma por la Comisión de la Verdad  junto a las víctimas del franquismo, familiares y asociaciones.
La concentración coincide la presencia de Rajoy en New York estos días, durante la celebración de la Asamblea General de Naciones Unidas que reúne a jefes de estado y de gobierno de todo el mundo.

Pero también forma parte de la campaña que hemos puesto en marcha con motivo de la presencia en España del Grupo de trabajo de la ONU  sobre desapariciones.

Llenemos la Puerta del Sol de nombres y fotos de desaparecidos, de niños robados, de víctimas del franquismo.  Es una ocasión para enviar un mensaje al mundo  y a NNUU  denunciando que en España siguen estando pendiente los crímenes del franquismo.
#DiseloalaONU

Para que la ONU sepa que todavía hoy en España hay

Más de 130.000 personas desaparecidas,
más de 2.500 fosas comunes por exhumar
decenas de miles de niños robados
Para que el mundo sepa que en España los crímenes del franquísmo siguen esperando una solución que el estado, el gobierno y la justicia les niega.

Para que se escuche el clamor democrático que exige verdad justicia y reparación.

Para que se pueda ver, llenemos Sol con las fotos y los nombre de las víctimas del franquismo.

http://comisionverdadfranquismo.com/

Convocatoria SOL

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http://comisionverdadfranquismo.com/

Convocatoria SOL

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Comunicado Comisión de la Verdad


Plataforma comisión de la verdad

Fosas con miles de cadáveres sin nombre, más de130.000 desaparecidos, niños robados…. los crímenes del franquismo siguen sin resolverse.  

La plataforma por la Comisión de la Verdad denunciara ante la ONU esta deuda pendiente de la democracia española con las víctimas.

Ayúdanos a denunciar ante la ONU la indefensión de las víctimas. Que escuchen un clamor democrático desde la sociedad  

Con motivo de la visita oficial a España del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias (GTDFI), la Plataforma por la Comisión de la Verdad convoca, del 23 al 30 de septiembre, una semana de movilización de la opinión pública y la sociedad para denunciar ante la ONU el desamparo jurídico y político que sufren en nuestro país los desparecidos y niños robados del franquismo.


La Plataforma denunciará en la entrevista con este organismo de la ONU que en España siguen sin resolverse miles de delitos de desapariciones forzosas.  Unos crímenes sin resolver, a los que se suman los casos de decenas de miles de niños robados durante la dictadura, cuya identidad también ha desaparecido.

Los cálculos más moderados hablan de 130.000 personas desaparecidas.  Mientras miles de víctimas de la represión franquista siguen sepultadas en más de dos mil fosas comunes que estando localizadas no se han abierto todavía. Son víctimas ejecutadas sin nombre cuyos familiares, todavía hoy, siguen sin poder recuperar sus restos porque ni el gobierno, ni la justicia ni el parlamento lo permiten.

La entrevista se celebrará en el marco de las reuniones que el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias (GTDFI) mantendrá con asociaciones y representantes de la sociedad civil para obtener información sobre cómo nuestro país ha abordado el tema de sus desaparecidos. Los representantes de la ONU también se reunirán con las autoridades españolas.
Por eso, la plataforma por la Comisión de la Verdad invita a expresar durante la visita de los representantes de la ONU la solidaridad con las víctimas y sus familias y para que el gobierno de España cumpla con sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos.

Se trata de levantar un verdadero clamor democrático ante la ONU y de apoyo a las víctimas y sus familiares para lograr que el gobierno y las Instituciones reconozcan a las víctimas su derecho a la verdad, justicia y reparación.

La Plataforma se dirige a todas aquellas personas comprometidas con las libertades democráticas, los derechos humanos, la justicia y la solidaridad, y a todos los que sufrieron la represión de la dictadura franquista para invitarles a participar en esta denuncia ante la ONU.

Personalidades de la vida pública como Baltasar Garzón, Federico Mayor Zaragoza, Iñaki Gabilondo, Ruben Ochandiano, Carlos Jiménez Villarejo, Almudena Grandes, Manuel Rivas, Luis García Montero, Pilar Bardém, María Barranco, Mamen Mendizábal  entre otras muchas han expresado su compromiso y su apoyo a esta iniciativa.
La Plataforma por la Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo es una iniciativa que impulsan más de cien asociaciones memorialistas y víctimas del franquismo, así otras muchas entidades cívicas y organizaciones sociales y sindicales.

Persigue la creación de una Comisión de la Verdad independiente que establezca la verdad histórica sobre los crímenes de la dictadura franquista, tal como recomiendan la ONU, el Consejo de Europa y Amnistía internacional, entre otras instituciones y que esa verdad sobre los crímenes de la dictadura franquista pase a formar parte de la historia oficial de España.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Privatización de la memoria histórica

El Ayuntamiento de Arganda del Rey (Madrid) impide a la ARMH la exhumación de una fosa común dentro del cementerio y asigna la tarea a la empresa privada Funespaña
Funespaña remite a las familias una factura de 700 euros para realizar la exhumación sin garantías en la identificación

Elena Cabrera

La familia de Guillermo Palmero Muñoz espera poder realizar la exhumación con garantías de recuperar sin ninguna duda los restos del miliciano muerto en la Batalla del Jarama. Foto: ARMH.

La familia de Guillermo Palmero Muñoz espera poder realizar la exhumación con garantías de recuperar, sin duda alguna, los restos del miliciano muerto en la Batalla del Jarama. Foto: ARMH.

Hace menos de dos años que Carmelo Palmero se enteró de que su tío Guillermo lleva 74 años enterrado en una fosa común del Cementerio Viejo de Arganda del Rey, en Madrid. Cuando tenía 17 años, Guillermo Palmero marchó voluntario de su pueblo de Miguelturra en Ciudad Real para defender la República. Y poco más supieron de él. Se integró en la columna PUA (Pro Unidad Antifascista) que fue disuelta en varias brigadas y, en una de ellas, le mandaron a la Batalla del Jarama en el frente de Arganda. A los pocos días, le pegaron un tiro.

"Mi padre y mi madre me cuentan –explica Carmelo– que mi abuela se murió llorando pensando dónde estaría su hijo". Ese recuerdo es el que empuja a Carmelo y a su padre Mamés a exhumar los restos de su tío y llevarlos de vuelta a Miguelturra. 74 años después.

Lo que no esperaban los familiares de dos de los tres hombres enterrados en la fosa bajo ninguna lápida ni placa –Alfonso Fernández-Cabrera y Francisco Villar son los dos restantes– es que Funespaña, la empresa privada concesionaria de la gestión del cementerio, les citara para la exhumación enviándoles una factura de 727,62 euros y una advertencia de que su empresa "no puede garantizarle que los restos exhumados sean realmente los de su familiar".

Cuando Carmelo recibió esta notificación de Funespaña, el Ayuntamiento de Arganda ya había desestimado en dos ocasiones la intervención de los arqueólogos, antropólogos forenses e historiadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). Palmero no se niega a pagar, si es necesario, pero no entiende que no le den garantías de recuperar sin margen de error los restos cadavéricos de su tío, algo que la ARMH sí le garantiza con pruebas de ADN.

Carmelo se había decidido a contactar con esta asociación después de casi un año de silencio administrativo del Ayuntamiento argandés desde el inicio de los trámites a comienzos de 2012. Ya en 2013, y tras la incorporación de la ARMH al proceso, el Consistorio autorizó la exhumación pero indicó que sería Funespaña, la empresa más potente de nuestro país en servicios funerarios, recientemente absorbida por Mapfre, quien procedería a ella.

La asociación que preside Emilio Silva solicitó hasta en tres ocasiones encargarse de la exhumación, avalando su actuación con un informe de intervención adaptado a los protocolos internacionales, sin coste para el Ayuntamiento ni las familias. La última negativa la recibieron a finales de junio. En ella, el servicio de letrados del Ayuntamiento, gobernado por el PP, expone los siguientes motivos: "Consta hoja del Libro de Enterramientos en el que están perfectamente identificados la fila y la sepultura donde se encuentran los cuerpos en el Antiguo Cementerio Municipal de Arganda del Rey. Por lo que no se trata de una fosa común, sino de un enterramiento regular en un cementerio público".

En una carta de respuesta, la ARMH replica que, según Naciones Unidas, una fosa común es aquella que tiene más de un cuerpo. Y en esta se encuentran tres. El único dato que aporta el Libro de Enterramiento es el orden en el que fueron arrojados los cuerpos. Se desconoce si fueron enterrados en féretro o si se encuentran o no en contacto directo los tres inhumados.

El siguiente motivo por el que el servicio jurídico del Ayuntamiento deja fuera a la asociación memorialista es que "la muerte se produjo en el frente de Arganda durante la denominada Batalla del Jarama. Es notorio que dicha batalla, al margen de otras consideraciones políticas enfrentó a dos ejércitos regulares, por lo que está excluido los elementos que legitimarían a la asociación peticionaria para su actuación. A saber, que se tratara el enterramiento de una fosa común, con cuerpos no identificados, y se tratara de personas desaparecidas violentamente durante la Guerra Civil o por represión política con posterioridad a la misma".

"Ponen en duda la violencia de la muerte de tres soldados. ¿Les parece poco violento desaparecer en medio de una guerra a 200 kilómetros del hogar y que tu familia desconozca tu paradero hasta hace dos años?", contesta la asociación.

Marco A. González, vicepresidente de la ARMH, recuerda además que para dictaminar si hubo o no una muerte violenta se necesita la intervención de un antropólogo forense durante la exhumación, así como el análisis posterior de los restos cadavéricos. "¿Garantiza Funespaña las medidas de cadena de custodia y de correcta extracción de las evidencias para su análisis? ¿Se van a preocupar de localizar los posibles proyectiles de arma de fuego que acrediten que se trata de una muerte violenta?", sigue preguntando la Asociación, sin conseguir respuestas. Tampoco eldiario.es, a la hora de publicar este artículo, ha conseguido contestación a estas cuestiones de Pilar Penalva, responsable de Funespaña en el Corredor del Henares.

"Para exhumar una fosa se necesita emplear una metodología arqueológica, pero exhumar no es simplemente excavar la fosa" escribe el prestigioso médico forense Francisco Exteberria en Diccionario de memoria histórica. "La exhumación no es sino una parte del proceso analítico que comienza en los archivos, sigue con los testimonios y finaliza en uno o varios laboratorios para, posteriormente, establecer los actos de reconocimiento público e institucional que sean pertinentes".

La historiadora Queralt Solé, que ha estudiado las fosas comunes de la Guerra Civil, coincide con Etxebarria al analizar el caso de Arganda: "La recuperación moral no va a suceder" tal y como el Ayuntamiento está planeando hacer la exhumación. Solé ve "absolutamente fuera de lugar" la resolución del Ayuntamiento que interpreta debe de estar hecha "desde el desconocimiento del trayecto de la Ley de Memoria Histórica en estos años". Respecto a la ARMH, Solé entiende que "están legitimados para intervenir porque las familias están pidiendo una exhumación técnica y les están negando este derecho".

Desde el punto de vista jurídico coincide con la historiadora el profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III José María Sauca Cano, quien manifiesta "cierta sorpresa por una resolución tan restrictiva". El artículo 11 de la Ley de Memoria Histórica favorece la colaboración de las Administraciones públicas con los particulares para la localización e identificación de las víctimas. "La Guerra Civil está incluida y un fallecimiento en el campo de batalla sigue siendo una desaparición violenta", responde Sauca a las objeciones del Ayuntamiento de Arganda que pretenden dejar fuera la trinchera de la Batalla del Jarama como lugar de reparación de la memoria. Y, respecto a la identificación de los combatientes, "no se hizo entrega de los restos a los familiares y, por demás, parece que éstos no tuvieron noticia del lugar del enterramiento hasta fechas recientes. El hecho de que la Administración registrase la identidad de los fallecidos no resulta relevante. El dato es que sus familiares, que son quienes detentan el derecho a la memoria histórica, no lo conocían".

En entrevista telefónica con eldiario.es, la concejala delegada de Infancia, Familia, Juventud y Promoción de la Vida Saludable de Arganda, María Fernández Rufo, insiste en que al tratarse de "personas identificadas en un registro" el Ayuntamiento estaría "incumpliendo la Ley" si dejara hacer la intervención a la ARMH. "La Ley contempla los restos no identificados o los desaparecidos y estas personas están totalmente identificados con fila, sepultura, nombre, apellidos y edad", recalca la concejala, que quiere dejar claro que "a la familia no se le niega el apoyo ni se les ha obviado" y que si los familiares quieren una identificación de los restos tras hacer la exhumación, es necesario que pidan una orden judicial.

Sobre la pertinencia o no de la intervención de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, el abogado consultado indica que no le cabe duda de que "las consideraciones del artículo 11.1 de la Ley le resultan aplicables". "Luchar contra las voluntades es muy difícil", valora Francisco Etxebarria. "En este caso, la voluntad del Ayuntamiento es no dar el permiso. Y con eso está todo dicho". Si finalmente se realiza, esta fosa de Arganda del Rey sería la primera exhumación técnica realizada en la Comunidad de Madrid de víctimas de la Guerra Civil. Quizá por eso y en opinión del vicepresidente de la ARMH, los responsables políticos querían "una exhumación blanca, sin ruidos".

Para el profesor Sauca Cano, "las equiparaciones entre ejércitos regulares, necesidad de fosa común, cuerpos no identificados, etcétera, son consideraciones de mayor o menor pertinencia de conformidad con las leyes de la guerra pero fuera del ámbito de la llamada Ley de Memoria Histórica. Entre otras cosas, esta Ley reconoce un derecho a las víctimas y/o sus familiares precisamente para ese tipo de casos".

http://www.eldiario.es/sociedad/Privatizacion-memoria-historica_0_173933464.html

martes, 3 de septiembre de 2013

Valparaíso y el Winnipeg.


Julio Gálvez Barraza

Desde el mar, a bordo de un barco, el Domíngo 3 de septiembre de 1939, cuando el mundo ya estaba envuelto en la II Guerra Mundial, más de dos mil hombres, mujeres y niños vieron el amanecer de un nuevo día en Valparaíso. Arribaron al puerto la noche anterior y desde la cubierta, embelesados, admiraron las luces de la ciudad que los esperaba. Muchos recuerdan esas luces como guirnaldas que subían hasta el cielo. Casi todos ellos pasaron la noche en cubierta, esperaron expectantes el nuevo amanecer para pisar tierra firme después de un agotador mes de viaje. Eran los pasajeros del Winnipeg, el mítico barco que trajo a nuestro país a este puñado de hombres que el fascismo ahuyentó de su patria, ese barco de nombre alado que fletó el Gobierno Republicano español en el exilio y miles de voluntarios de un pueblo que los sentía como hermanos y les ofrecía asilo.

Atrás quedaban tres años de cruel guerra entre hermanos y un triste éxodo en busca de una tierra que creían de libertad y fraternidad. Seis meses pasaron en los inhumanos campos de concentración franceses y, luego, 28 días de agotador e incómoda travesía en ese viejo carguero. Atrás quedaba la muerte de un niño de tres meses de edad sepultado en el mar frente a las costas peruanas. El futuro comenzaba en Valparaíso y lo simbolizaban los dos recién nacidos a bordo. Agnes América Winnipeg Alonso Bollada, hija de Eloy y de Piedad, nació el domingo 6 de agosto a la altura del Cabo Finis Terre y Andrés Martí Castell Torelló, hijo de Eugenio e Isabel, vino al mundo el sábado 26 de agosto, en aguas del Pacífico, frente a las costas de Ecuador.

Al despuntar el alba, bajo el mando de los pilotos del puerto, el Winnipeg comenzó a romper la bruma matinal y se dirigió al sitio A del Espigón portuario. Lentamente fue entrando en la bahía luciendo a babor un gran retrato del Presidente Pedro Aguirre Cerda pintado sobre el fondo de una bandera chilena. Los pasajeros apretujados en cubierta, apoyados en las barandillas, vieron y oyeron con sorpresa como todos los barcos, barcazas y lanchones del puerto hicieron sonar sus sirenas para rendirles un primer homenaje. El muelle estaba lleno de gente. Autoridades, obreros, estudiantes, españoles residentes en Chile, todos enarbolaban banderas y pancartas con frases de bienvenida, los saludaban a gritos, como combatientes y no como a refugiados. Esos hombres y mujeres, que perdieron todo luchando por un ideal, salieron de Francia prácticamente "pateados", a empujones; y Chile los recibía como a héroes.

Al concluir el atraque, cuando el barco se detuvo, los gritos se fueron atenuando. Una banda de músicos interpretaba los primeros acordes del Himno Nacional Chileno. El público comenzó a cantar con fuerza, con alegría y emoción. Los pasajeros de a bordo tarareaban, movían los labios, intentaban seguir la letra con la misma emoción de los de tierra. La Canción Nacional terminó con grandes vivas a Chile, al Frente Popular y al Presidente Pedro Aguirre Cerda. Luego todos cantaron La Internacional, el himno fue coreado con fuerza por los pasajeros, en diferentes idiomas, se cantaba en vasco, en catalán, en gallego y en castellano.

A las 9,10 de la mañana bajó el primer pasajero. Al descender por la pasarela hacia tierra, Juan Márquez Gómez lanzó un ¡¡¡Viva Chile!!! que fue coreado por la concurrencia, mientras Rodrigo Soriano, ex Embajador de la España Republicana, se adelantaba a abrazarlo. Lo mismo hicieron después Jaime Valle Inclán, los representantes del Comité de Ayuda a los Refugiados, el Alcalde de la ciudad, Pedro Pacheco y los dirigentes de las organizaciones obreras. El joven pescador gallego no pudo reprimir lágrimas de jubilo al poner pie en tierra. Los refugiados, en completo orden y trayendo en sus manos las papeletas para la revisión sanitaria, siguieron desfilando hacia los galpones del espigón donde el personal sanitario procedía a vacunarlos. Es un largo desfile de hombres, mujeres y niños con ojos ávidos de ver una cara familiar o conocida. Muchos se llevan la grata sorpresa de que compatriotas, por referencia de relaciones en España, los buscan y los reciben con los brazos abiertos brindándoles su hogar en Chile. Médicos, ingenieros, químicos, electricistas, técnicos pesqueros, pescadores, obreros textiles, carpinteros, mecánicos, metalúrgicos, sastres, panaderos, mineros y de otras profesiones y oficios bajaron del barco con un equipaje compuesto de agradecimiento y esperanza en el futuro.

El desembarco dio motivo a conmovedoras escenas. Los excombatientes, hombres rudos del campo español y con tres largos años de guerra como bagaje, lloraban o cantaban con emocionado entusiasmo. Después de mucho tiempo nuevamente saborearon el significado de un abrazo fraterno. Roser Bru, entonces una de las jóvenes pasajeras, recuerda esta llegada: Muchos chilenos partidarios de la República Española nos esperaban en el puerto. Todavía, ahora, encuentro alguno que me dice, "¡Yo estaba allí!"

Los familiares de setenta refugiados tuvieron que colocarse tras los cordones tendidos por carabineros y esperar pacientemente la hora de abrazarlos. Ramón Pendás Laria, capitán del Ejército republicano de 32 años, al ver los cordones y con el triste recuerdo de los campos de concentración franceses preguntó tímidamente a un carabinero ¿Hasta donde puedo llegar? -Vaya a donde le dé la gana- respondió el carabinero. Emocionado, preguntó dónde podía tomar una cerveza. Fue a un restaurante y le ofrecieron una. Era negra. Pidió otra, blanca "Ah, usted quiere una pilsen", le explicaron. Ramón Pendás no sólo saboreó una cerveza junto al muelle de Valparaíso. Oyó que lo llamaban y se encontró con un primo.

La fuerte oposición a la venida de los refugiados de algunos sectores representantes de la derecha política chilena, encabezados por los periódicos El Mercurio y El Diario Ilustrado, dieron sus frutos también en el puerto. Dos españoles apostados en el malecón, simpatizantes del régimen franquista, profirieron insultos a los recién llegados. -Maleantes, criminales. Regresen a su tierra al llamado del General Franco.- No alcanzaron a decir mucho más. La gran cantidad de personas a su alrededor, entre gritos e intentos de agresión, les callaron la boca. El incidente tomaba ya serias proporciones cuando intervino carabineros haciendo desalojar el recinto a los dos provocadores que iniciaron el incidente. La simpatía que despertaron en el puerto los pasajeros del Winnipeg también contagió al corresponsal de El Diario Ilustrado. Este, ante la preocupación de un pasajero por la atención médica que recibiría su hija enferma, le tranquilizó. "Le hacemos saber que somos periodistas, que combatimos su venida al país, pero que ahora que se encontraban en tierra chilena debían formarse la idea de que estaban en su propia patria y que los chilenos, sin distinción de credos, eran sus hermanos. Su hijita se salvaría, porque los médicos chilenos eran sabios, capaces, y nos abrazamos." Y así lo narro en su diario.

Pasado el mediodía los bares, las calles y las plazas del puerto se llenaron de alegres refugiados y solícitos chilenos que querían festejarlos. En la plaza Victoria se congregó el Coro Vasco fundado a bordo del barco. Interpretaron las conocidas canciones de la guerra civil española y algunas en lengua vasca. Cuando terminaron de cantar la marcha de los combatientes vascos, los refugiados lloraban de emoción.

El eficiente Comité Chileno de Ayuda a los Refugiados, encabezado por el poeta y diputado Julio Barrenechea y cuyo coordinador era un médico, el doctor José Manuel Calvo, tenía ya todo organizado. Acomodaron a los que quedaban en el puerto en diferentes pensiones o casas particulares. Formaron grupos con los pescadores que irían a Iquique, Talcahuano, San Antonio, algunos campesinos -pocos- a Quillota, Limache, La Calera o a diversos fundos cercanos y les ofrecieron su primer almuerzo en Chile. Un tren especial compuesto de doce vagones estaba preparado para trasladar a los mas de mil cuatrocientos pasajeros que seguirían a Santiago. Ahí, en la Estación del Ferrocarríl de Valparaíso, se produjo otro hecho emocionante. La gente lloraba porque se empezaban a ir los trenes, el barco había cumplido su misión y los pasajeros sufrían su segunda despedida, veinticinco de ellos ya habían desembarcado en Arica y ahora seiscientos se quedaban en el puerto y sus alrededores, el resto marchaba a la capital. A estos, en la Estación Mapocho, les esperaba otro multitudinario recibimiento.

No sabían nada del país de acogida ni de nuestra gente. No podían imaginar cómo sería su futuro. Vivían una leyenda, entre la incertidumbre y la esperanza. Pero ninguno de ellos olvido, ni olvida, esa noche en que las luces bajaban desde los cerros y subían como guirnaldas hasta el cielo del puerto principal y ese nuevo día en que una multitud alegre y solidaria los recibió como a héroes en Valparaíso; en el Valle del Paraíso.