viernes, 24 de junio de 2011

A diez años de la Comisión Etica Contra la Tortura (CECT).

VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÖN-

En 1874, Victor Hugo afirmó: “La tortura ha dejado de existir para siempre”. Lamentablemente, hoy se constata que la tortura se propaga como una epidemia y que ha alcanzado mayores proporciones que nunca. Es así como en más de un tercio de los Estados miembros dela ONU, la tortura forma parte de los métodos de interrogatorio o se practica para castigar a los reclusos. Aún más: es frecuente que la medicina tome parte activa en las torturas. Este hecho ha sido fomentado por un intercambio internacional de experiencia represivas, que incluye la formación de torturadores. Todo ello transgrede el artículo 5º dela Declaración Universalde Derechos Humanos, ratificada por los Estados miembros dela ONU, y que afirma: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. De acuerdo ala Convencióndela ONUcontra la tortura, ésta es definida como “un acto por el cual se inflige intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener información, de castigarlo por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, o de intimidarla o coaccionarla, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación”.

Fue en este marco que, en marzo de 2001, nacióla Comisión Eticacontrala Tortura(CECT), cuando se cumplían 10 años de la presentación del Informe Gubernamental dela Comisiónde Verdad y Reconciliación sobre violaciones a los derechos fundamentales acontecidos durante la dictadura militar que gobernó Chile entre 1973 y 1990. Dicho Informe gubernamental consignó los delitos de desapariciones forzadas de personas y de ejecuciones de ciudadanos a manos de los servicios secretos y aparatos de seguridad del Estado, así como también los casos de tortura con resultado de muerte. Este Informe dejó fuera todos los otros atropellos, tales como el exilio, la relegación y la tortura que afectó a cientos de miles de personas.

Frente a la impunidad y el olvido en que había quedado el crimen de la tortura y la ausencia de justicia para los torturados, un grupo de ex presos políticos, personalidades y entidades de defensa y promoción de los derechos humanos, decidieron aunar esfuerzos en la búsqueda de Verdad, Justicia y Reparación enla Comisión Eticacontrala Tortura.

Tras diez años de intensa labor coordinada entre Serpaj, Codepu, Cintras, Amnistía Internacional, Agrupaciones de ex presos políticos, AFEP, AFDD, Corporación Parque Porla Paz VillaGrimaldi, Colectivo dela Casade José Domingo Cañas, Departamento de Justicia-Paz y Ecología dela Conferenciade Religiosos de Chile, Corporación Ayún, Asamblea Nacional de los Derechos Humanos, Somos Iglesia, Comunidades de Base de Villa Francia, Profesionales por los Derechos Humanos, Observatorio por el Cierre dela Escuelade las Américas, Comité Oscar Romero, así como innumerables personas individuales, se han unido para exigir del Estado la justa reparación a los daños padecidos, lo que permitió dar paso ala Comisiónsobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech.

Se ha calculado que, en Chile, alrededor de 500 mil personas pasaron por los centros de tortura de la dictadura y que pudieron sobrevivir a ello, habiendo quedado con secuelas físicas y psíquicas que, de acuerdo a un Informe del Servicio Médico Legal, en muchos casos han sido irreversibles, dejándose al descubierto el alcance que cobra la tortura como instrumento de sometimiento de la población, sumándose la perversión de los lazos emocionales más íntimos y propios de las personas. La magnitud y masividad con que se aplicó la tortura en Chile ha afectado a la sociedad entera.

La tortura se situó en el centro de la acción represiva de la dictadura, donde la desaparición forzada de personas y las ejecuciones de prisioneros fueron el resultado de acciones que se iniciaban con la aplicación de tormento.

Ante esta situación e invocandola Convención Internacionalcontrala Torturay otros Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes, brotóla CECT, cuyos propósitos han sido terminar con el delito de tortura en Chile, cuya práctica ha continuado hasta hoy.. Lograr que el Estado chileno reconozca que la tortura es un crimen. Lograr la dictación de una ley de Reparación Integral. Restituir los derechos civiles y políticos a todos los ex presos políticos que, hasta aquel momento, mantenían inhabilidades derivadas de los procesos realizados por tribunales civiles y militares o por inhabilidades establecidas enla Constitución. Garantizarla reparación de salud. Que los torturadores sean inhabilitados para el ejercicio de cualquier cargo en el aparato del Estado. Incorporar la temática de derechos humanos en los currícula de todos los niveles del sistema educacional y en la formación de las fuerzas armadas y de orden.

La Comisión Valechha significado un avance en humanidad. No obstante,la CECT considera la exclusión de las personas detenidas en las manifestaciones públicas; a quienes padecieron torturas fuera de los recintos oficiales de detención; a las víctimas que han fallecido; a los extranjeros torturados; a los chilenos torturados en el exterior, en el marco dela Operación Cóndor; a quienes fueron objeto de detención por menos de cinco días. Además, la pensión mensual brindada a las víctimas calificadas porla Comisión Valechvulnera el artículo 14 dela Convención Internacionalcontrala Tortura, que reconoce “el derecho a una indemnización justa y adecuada”; aún no se adoptan medidas educativas de prevención de la tortura; y se mantiene la cláusula que impide a los tribunales tener acceso a las imputaciones concretas de delitos denunciados antela Comisión Valech.

A diez años de su creación, la CECT mantiene su vigencia tras la reunión efectuada en Ginebra, en mayo de 2008, del Consejo de Derechos Humanos y del Comité contra la Tortura de ONU que, en relación a Chile, estipularon que la definición legal de la tortura que señala la legislación chilena no se ajusta a la Convención de la ONU. Se indica que la Constitución de Chile debe incorporar los derechos humanos “en su plena dimensión”, incluido el derecho a no ser víctima de torturas y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. Se exige, también, la delimitación de la competencia de la justicia militar; el término de la aplicación del DL de Amnistía de 1978; la anulación del principio de obediencia del Código Militar; se cuestiona la labor incompleta de las comisiones de verdad, que dejaron fuera a muchas víctimas; y se condena la aplicación de la Ley Antiterrorista contra el pueblo mapuche.

La ONUtambién ha explicitado que el Estado de Chile aún no ha ratificadola Convención Americanasobre Desaparición Forzada de Personas;la Convenciónde 1968 sobre imprescriptibilidad de crímenes de guerra y contra la humanidad; se condenan las discriminaciones que padecen los pueblos originarios, lo niños, los emigrantes, las mujeres que carecen de derechos patrimoniales, además de carecer de derechos sexuales, reproductivos, sufren violencia doméstica e injusticias en los empleos y los ingresos. Se enfatiza la ausencia de instituciones de protección de las personas frente a las violaciones de los derechos humanos y al no reconocimiento constitucional de los pueblos originarios.

La Comisión Etica contra la Tortura (CECT) continuará buscando la unidad para la acción coordinada de las organizaciones de derechos humanos mientras se viole la integridad y se ofenda la dignidad humana, como son las torturas morales y físicas, las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, las condiciones laborales degradantes que reducen al trabajador al rango de instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana, porque todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan más a sus autores que a sus víctimas y son contrarias a la razón y a la justicia.

Hervi Lara

Comisión Ética contrala Tortura(CECT).

Historia y memoria histórica




"Recuperación de la historia y memoria histórica". Conferencia plenaria de Ángel Viñas en el IV Congreso Internacional Historia a Debate. Santiago de Compostela, 17 de diciembre de 2010.