martes, 8 de noviembre de 2011

La Revista de Estudios Extremeños dedica su segundo número al campo de concentración de Castuera

El 2º n .de la Revista de Estudios Extremeños ya está en la calle
El segundo número de la Revista de Estudios Extremeños está dedicado a los campos de concentración, con una especial mención al ubicado en la localidad pacense de Castuera.

Según indicó la Diputación de Badajoz en nota de prensa, el tomo dedica estudios al centro de internamiento, excavaciones arqueológicas, consejos de guerra y divulgación didáctica de La Serena.

Además, se incorporan otros artículos sobre investigación historiografía de la Guerra Civil Española, como exhumaciones y relatos de la derrota en la España actual, el sistema de concentración, el trabajo forzado y las claves del modelo penitenciario en la represión franquista, las cárceles en el partido judicial de Castuera o la historia del trabajo de prisioneros andaluces y extremeños en obras de carreteras e hidráulicas.

Cabe recordar que a finales de otoño de 1936, Extremadura quedó dividida en dos zonas definidas: una controlada por el ejército sublevado y otra por las fuerzas afines al Estado Republicano, que ya estaba llegando a su fin. En este contexto bélico, las comarcas de La Serena y La Siberia, así como la zona de Vegas Altas con Villanueva y Don Benito como núcleos principales, y algunos enclaves en Cáceres constituyeron la base territorial de la Extremadura republicana.

Castuera fue capital de la Extremadura republicana y en ella se ubicaron importantes organismos, entre ellos el Consejo Provincial. Fue sede del Cuartel General de la 37 División y de varias compañías de milicianos. Tras ser ocupada por las tropas franquistas en el verano de 1938, Castuera perdió su preeminencia política, aunque mantuvo cierta importancia militar.

Al finalizar la contienda se construyó en sus inmediaciones un campo de concentración. Empezó a levantarse en marzo de 1939. En su construcción participaron dos batallones de trabajadores formados por prisioneros republicanos y organizados por la División 21. Se trataba de un espacio irregular de 72.000 metros cuadrados, rodeado por una doble alambrada y un foso intermedio y en el que se levantaron en torno a ochenta barracones.

Por allí pasaron a lo largo de su funcionamiento cerca de 10.000 prisioneros civiles y militares. El centro funcionó como lugar de internamiento, clasificación, reeducación y explotación laboral de prisioneros de guerra y espacio de represión comarcal. La vida cotidiana estaba marcada por la arbitrariedad, la brutalidad, el terror, el hacinamiento, el hambre, la explotación física y el adoctrinamiento.

Para el director de la Revista de Estudios Extremeños, Moisés Cayetano, el tomo es un estudio sereno y reflexionado sobre el campo de concentración de Castuera que evolucionó de una idea primera de editar un par de artículos o un encarte a este monográfico de 615 páginas coordinado por José Ramón González Cortés, Guillermo León Cáceres y Antonio López Rodríguez.

"Este estudio - indicó Cayetano - se va a convertir en referencia bibliográfica para los estudiosos de la represión, no sólo en Extremadura, sino en toda España que dentro de un mes se podrá volcar gratuitamente el contenido del tomo en Intenet o simplemente consultarlo".


La Revista de Estudios Extremeños dedica su segundo número al campo de concentración de Castuera
La Revista de Estudios Extremeños dedica su segundo número al campo de concentración de Castuera
La presentación de la revista se complementa con media docena de paneles sobre los campos de concentración que permanecerán expuestos en el Patio de Columnas hasta el próximo 14 de noviembre. Los paneles contienen información, fotografías y planos sobre los campos de concentración en cinco bloques: derechos humanos, Guerra Civil y franquismo (1936-1957), campos en Extremadura y los orígenes, funciones, formas de vida y represión en el centro de Castuera.

Uno de los coordinadores del monográfico, Guillermo León, trabaja en la memoria de la Transición Española, no en la represión, pero al conocer los programas para la Recuperación de la Memoria Histórica y por su compromiso personal, decidió involucrarse en el trabajo. Para León Cáceres, la Memoria Histórica es un sintagma criticado contundentemente.

Uno de esos críticos, Gustavo Bueno, indicó que el concepto de Memoria Histórica es una contradicción en sí misma, porque la historia nada tiene que ver con la memoria, que es una recreación subjetiva del individuo. Esta idea es rebatida por Guillermo por las funciones que conlleva, para el político que no se repitan los hechos y para la víctima que se haga justicia.

El campo de concentración de Castuera -explicó- nada tiene que ver con los campos nazis o soviéticos, pero tiene importancia porque supone un lugar en que se pierde la libertad y se anula moralmente al individuo. Y esa, precisamente, es una de las funciones de la memoria: "sólo en la escasez se sueña, quien vive el disfrute de la libertad recurre a sueños menos asociados a bienes, quedándose en meros artículos de consumo. Y la Memoria nos recuerda que detrás de la libertad y la democracia hay personas que han sufrido para alcanzarlas".

La directora del Centro de Estudios Extremeños, Lucía Castellano, defendió la implicación de la Diputación de Badajoz en la labor editorial, labor que comenzó con el Boletín Oficial de la Provincia y que a raíz de la creación del Centro por José López Prudencia, se inició la tarea de publicar una revista que versara sobre estudios extremeños. Desde entonces, 1927, se han publicado en sus páginas más de 1.800 artículos y unas 2.500 reseñas.

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