domingo, 25 de abril de 2010

El acoso al juez Garzón Las marchas de apoyo a Garzón se convierten en un homenaje a las víctimas del franquismo

Decenas de miles de personas se manifestan en una veintena de ciudades españolas en defensa del magistrado imputado por investigar los crímenes de la dictadura

NATALIA JUNQUERA | Madrid 24/04/2010

Concluyó con un minuto de silencio por las víctimas y arrancó al grito de "¡Garzón, amigo, España está contigo!". Treinta y cinco años después de la muerte de Franco, decenas de miles de personas salieron ayer a la calle para manifestarse contra el procesamiento del juez de la Audiencia Nacional por su investigación de los crímenes del franquismo y contra la impunidad de los delitos cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura. En 21 ciudades españolas y siete extranjeras se oyeron gritos de apoyo al juez y críticas al Tribunal Supremo. En la protesta más multitudinaria, en Madrid, muchos asistentes confesaban que no habían acudido nunca a una manifestación. Jamás habían protestado por nada, explicaban ayer ancianos de 80 años.
Las víctimas caminaban arropadas por muchos artistas y pocos políticos. Entre los primeros, los actores Juan Diego Botto y José Sacristán, las actrices Charo López y Pilar Bardem, el escritor Luis García Montero o el cantante Miguel Ríos; y entre los segundos, Pedro Zerolo, como máximo representante del PSOE, y Gaspar Llamazares, de IU. No acudió ningún representante del Gobierno.
Pedro Almodóvar, Almudena Grandes y Marcos Ana, el preso que más tiempo ha pasado en cárceles franquistas, leyeron un manifiesto en el que aseguraron que el proceso a Garzón "devuelve a la noche oscura de los asesinos".
-"¡España al revés! Corruptos y fascistas juzgan al juez!"
Con una mano sujetando su bastón y otra agarrando la pancarta de la manifestación contra la impunidad de los crímenes del franquismo caminaba Gervasio Puerta, de 88 años. Junto a él, casi en volandas, gritaba con todas sus fuerzas Carmen Arrojo, de 91. "Estoy aquí porque es mi obligación. Hoy me acuerdo mucho de mi compañero fusilado, de mi padre, de mis ocho años huida".
El recorrido, de la plaza de Cibeles a Sol, se llenó de fotografías de las víctimas del franquismo, en señal de homenaje. De nombres conocidos (Grimau, Companys), de desconocidos y de desaparecidos. En primera fila, Carmen Páez, nieta de un fusilado, lloraba de emoción. "Aún no he encontrado a mi abuelo. Se entregó al terminar la guerra para que dejaran de acosar a mi familia, y le pegaron un tiro en la nuca en un camino de Torrejón. Pero pregunto en todas partes y me dicen que no pueden ayudarme", relata. "Y ahora siento que lo que le pasa a Garzón es por nuestra culpa".
-"¡Es-pe-ran-za!¡Di-misión!", gritaban cada poco, dirigiéndose a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que el jueves, llamó "carcamales" a las personas que se han manifestado en apoyo del juez Garzón.
Fausto Canales, que acudió al juez para exhumar los restos de su padre y su tío, enterrados sin su consentimiento "junto al verdugo", en el Valle de los Caídos, advirtió que las movilizaciones iban a continuar: "Vamos a seguir luchando porque Garzón no se siente en el banquillo y porque no vuelvan a enterrar nuestra causa de los desaparecidos".
-"¡Tapan la Gürtel, atacando a Garzón!"
Gaspar Llamazares opinó que es "la justicia española la que está sentada en el banquillo. El futuro de nuestros hijos dependerá del honor que sepamos hacer de la lucha de nuestros abuelos. Si queremos una democracia honrada tenemos que honrarles a ellos".
El hispanista Ian Gibson, que ha pasado una mala temporada, por la desilusión de no haber encontrado a Lorca en la fosa de Alfacar (Granada), estaba eufórico: "Estoy muy orgulloso de esta manifestación. Siento que es un momento histórico. El mundo entero nos mira por algo bochornoso. En la Guerra Civil se pudieron cometer desmanes desde ambos bandos, pero después aquí hubo un genocidio. Y la gente quiere una investigación, quiere saber la verdad de lo que pasó. Se equivoca la derecha al decir que quieren reabrir heridas porque esas heridas no se cerraron nunca".
Ángel Rojo -"Estaba predestinado", ríe- , presidente de la Asociación de Amigos de los Brigadistas Internacionales explicaba que los ancianos de otros países que habían venido a combatir en la Guerra Civil le llamaban para preguntarle qué ocurría en España porque no entienden el proceso contra Garzón: "En sus países es impensable algo así. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben", cuenta. "Los jueces dicen que les faltamos al respeto, pero el respeto hay que ganárselo".
Había mucha gente mayor, pero también muchos jóvenes, algunos de ellos con una pegatina sobre el pecho en la que se leía "nieto". Juan Diego Botto, hijo de un desaparecido de la dictadura argentina, calificó la hornada de "éxito desbordante" y argumentó: "Se está hablando de las víctimas del franquismo, de las miles de personas que llevan años mendigando de ministerio en ministerio, de administración en administración, pidiendo información sobre sus familiares desaparecidos. La gente no sabe todo esto. Ahora les ha oído".
En medio de las pancartas y los retratos de los desaparecidos, un hombre disfrazado de Darth Vader llevaba un enorme cartel en el que se leía: "Varela, el lado oscuro sabrá recompensarte".

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